Con este The Blackening vuelven a supurar Old school thrash metal por todos y cada uno de sus poros. Y yo que me alegro de ello.
Una de las cosas que sorprende de este trabajo, es que a pesar de su amplio minutaje (60 minutos para resolver 8 temazos) es que entra increíblemente bien y lo más importante, cada segundo se disfruta como el que más.
Se abre con los 10 minutazos de Clenching The Fists Of Dissent, con un inicio en acústico, diversos cambios de ritmo, una parte central para corear a pleno pulmón en directo y un final entrecortado y mastodóntico para finalizarlo. Empezamos fuertes.
Le sigue Beautiful Morning, mucho más corta y mucho más directa, con diversos cambios en las líneas vocales. Las dos canciones siguientes, Aesthetics Of Hate y Now I Lay Thee Down son dos de las destacadas. La primera tributa a su antiguo colega y amigo Dimebag Darrell, y escupe mala baba contra aquellos que criticaron al genial guitarrista, una vez muerto. La segunda, mantiene un ritmo curioso y adictivo, y cortos pero concisos solos de guitarra en su parte central.
Con Slanderous volvemos al tema rápido y desnudo, puro thrash metal, un poderoso galope de riffs y solos, con una voz desgarradora que se cambia en el sorprendente parón final.
Y llevamos 5 temas. Pues los tres que restan suman casi 30 minutos en total. Pero que grandiosa media hora final. Halo es realmente fascinante, donde el grupo da rienda suelta a sus instintos creativos y se recrean en pasajes musicales de lo más variopinto y de gran factura final.
Wolves se inicia de manera formidable y esconde unos cambios de ritmo realmente aplaudibles, sobretodo en los momentos más desbocados del tema. Ojo a los señores solos alternados que se marcan Robb y Phil.
Y para finalizar semejante disco, A Farewell To Arms, que podríamos calificar de “medio tiempo” por su concepción inicial y que abarca todos los ritmos posibles (lento, medio, rápido, rapidísimo, lento nuevamente) que una canción como esta debe tener para ser un señor temazo. El trabajo vocal de esta canción es grandioso, combinando voces desgarradas y otras menos, con un resultado final digno de mención.
A destacar el esfuerzo de todos los componentes del grupo por entregar una pieza de metal realmente destacada y retornarnos la ilusión a aquellos que disfrutamos con su vertiente más thrashera.
Y en cuanto a ejecución técnica, tres hurras por Phil Demmel por sus solos tan creativos y acertados, y por Dave Mclain por esos cambios de ritmo tan apasionantes y excitantes.
Al igual que con el último disco de Down, recalco también la labor encomiable con el arte del libreto y del álbum en su totalidad.
Nos queda Machine Head para rato.